30 agosto 2005

El mar está absolutamente revolucionado. Bota espuma blanca como si fuera baba rabiosa. A pesar de eso, no es algo que me atemorice, sino que sorprende por la altura que alcanzan las olas.

Veo cómo corre una señora con un niño. No estoy segura de que sean madre e hijo. Ella se ve muy preocupada por lo que pueda pasar.

Decido ir a la casa. Es de dos pisos, tiene colores marrones, rojizos y blancos. Allí está mi hermana. Vivo sola con ella.

Le cuento que el mar está alborotado y decidimos quedarnos en casa, pero no pasa nada.

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Segundo Sueño:
Voy caminando por una calle. Hay mucha gente. En eso aparece un sujeto de similar altura a la mía, gordo, calvo, pero sé que tiene el cabello blanco. En eso se arroja sobre mi con brutalidad, gritándome: ¡Ahora sí! Desperté.