30 abril 2005

Estoy en el médico. Al fin me decidí a que me sacaran los lunares.

Sin embargo, me hacen esperar harto rato y cuando la dermatóloga me atiende, comienza a hacerme un montón de preguntas y me toca la espalda. Dice que estoy con bronquitis y otitis, y se niega a sacarme los lunares.

No entiendo qué onda, hasta que me pegunta si estoy dispuesta a arriesgarme. Entonces le digo que por prejuicios personales no, pero si era recomendación médica, no me operaría.

La señora desiste y me tengo que ir.

Mi mamá reclama que tramitara tanto una decisión que ya tenía tomada. Le explico que no entendía lo que pasaba y que mi reacción fue la adecuada.

28 abril 2005

Otra vez sólo tengo recuerdos fragmentados de los primeros sueños. El último está completo.
  • Me rasco la piel y se sueltan pedazos de ella. Grandes pedazos en forma de espiral. Parece que está muerta. No me duele, pero sí sangro en algunas partes, principalmente en la cintura.

  • Una abeja me persigue y como le tengo pavor me arrojo a una piscina. Es profunda, pero pronto me puedo incorporar. La sensación más exquisita es que respiro bajo el agua.

  • Estoy en una micro con mi amiga Cintia. Parece que es la intersección de La Estrella con J.J Pérez. Lo particular del lugar es que una compañera de curso, la Cony, pasa en bicicleta junto a otra persona que no conozco. Quiero saludarla, así que me bajo del micro. La Cony está vendiendo pan amasado. Reviso mis bolsillos y tengo cuatro mil pesos. Me acerco a preguntarle a una señora que vende tortillas si la conoce, pero como me dice que no, sigo buscándola. Al final de un camino, donde predominan los colores tierra y los árboles en otoño, está quien asumo un familiar de mi compañera. Me dice que está ocupada, pero que ella me puede ayudar. Le encargo pan amasado y otros que están rellenos con queso y huevo para mi familia.
Primer escenario: estaba en la terraza de mi depto y habían dos autos tan altos como mi edificio.

Era una camioneta ploma y el otro, un auto verde oscuro medio metálico.
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Segundo escenario: Estoy en un subterráneo. Al principio estaba sola, pero después había más gente. Eran esclavos que no me veían. Parece que estaba oscuro, pero yo veía todo claro.

La gente no advertía que yo estaba ahí hasta que uno me alumbró con una linterna. Entonces, me empezaban a perseguir.
Tenía que escapar por una escalera, alta y endeble.
Uno de ellos se coludía conmigo y me dejaba ir.
Subía la escalera super rápido y cuando llegaba arriba, no había salida.
Había llegado a lo más alto.

27 abril 2005

Zapatillas Rojas

No sé cómo ni porqué corría por un lugar lleno de fierros. Mi hermana y yo debíamos arrojarnos hacia un pozo profundo. Caíamos de pie, pero no nos sucedía nada.

Luego, subíamos a una montaña rusa y, en la etapa final, una voz decía que venía lo más terrible. Sin embargo, era falsa alarma.

La cara de una niña se aparecía cada cierto tiempo y eso me daba mucho miedo.

Demián, que no sé de dónde apareció, pero para variar me molestaba y me hacía enojar.

Luego en una fila, primero estaba yo, luego mi hermana, mi papá y mi mamá. Cada uno nos poníamos un par de zapatos: zapatillas rojas, tacos altos, chalas café y pantuflas rosadas, respectivamente.

Un caballero decía que por haber elegido las zapatillas rojas, sería la líder del equipo.

26 abril 2005

El Rincón prohibido de Pablito Ruiz

No puedo evitar el Eli Boom Boom que llevo dentro.

¿Vieron la Última Tentación? Estuvo de invitado el mítico Pablito Ruiz... ¡Síiiiiiiiii!, aquel chiquillo que cantaba "Oh, Mamá" y "Océano", entre otros tantos temazos que volvían locas a las pequeñas de fines de la década del 80, comienzos del 90.

La segunda invitada fue la Geisha chilena, la respetable Anita Alvarado.

Confieso haber sido fan de Pablito Ruiz, e incluso tenía un poster suyo pegado en la pared de mi pieza. Pero hay que ser sincera, el chiquillo, luego de 15 años en las tinieblas del espectáculo, volvió harto más "fino" de lo que se fue.
Prontamente la astuta Anita lo advirtió y le dijo a Pablito, quien reiteradamente se negó a hablar de su sexualidad: "que no te importe ser gay; las opiniones métetelas por el poto".

Anita quiso ser maternal, pero el ceño de Pablito se frunció. "¡¿Qué?!, no me dijiste a mí gay, cierto?", replicó furioso el niño Maximiliano Coronel.

Hay que destacar que por más conciliador que fuera la frase de la Geisha, es harto desubicado decirle a un homosexual (sin querer insinuar que Pablito lo sea), que se meta cualquier cosa por el trasero.

Sin mayor esfuerzo, el anfitrión Felipe Bianchi se hizo el leso y en tono irónico medió en el incipiente conflicto: "¡Noooooooooo, cómo se te ocurre que te iba a tratar de homosexual!".

Pablito volivó a cantar su medley "Oh Mamá", "Océano" y "Yo te amo", entre los gritos de sus abnegadas fans que debieron esperar el suave retorno del niño argentino, una década después.
Mis papás junto a mi hermana revisaban un juego de azar tipo Loto, pero que tenía la particularidad que los dígitos debían sumarse como si fuera un puzzle. De pronto, mi hermana grita que nos ganamos 600 millones de pesos, pero yo no le creía, decía que era imposible.

Miraba el papel y, efectivamente, éramos ganadores.
Le decía a mi mamá que me prestara plata pa comparme un departamento, pero ella afirmaba que no sólo sería uno, sino que 20 para que viviera tranquila.

El único problema, es que debíamos viajar a Argentina para cobrar el premio :-I

25 abril 2005

Rayos y centellas en la capital

Hoy llovió con truenos y relámpagos, y uno de ellos cayó en el sector del hospital psiquiátrico, en Santiago. El rayo quemó una palmera y dejó sin energía eléctrica a varias cuadras. Menos mal que nada malo sucedió.
Le tengo pánico a los relámpagos, desde que vi en el Discovery Channel que si la luz (relámpago) y el sonido (trueno) sucedían casí simultáneamente, significaba que estabas en su camino.
De ahí que ruego a todos los santos que el sonido pase mucho después de la luz.

24 abril 2005

Mi chanchita y yo estamos en la orilla del mar.

Las olas dejan espuma blanca y el mar, aunque está un poco alborotado, es acogedor.

Mi chanchita (mi mascota) corre persiguiendo el agua.

Me encanta mirarla.

Ella es feliz.