02 marzo 2006

El disfraz de la araña

Mi pieza está llena de bichos. Uno de ellos es muy extraño: es como una araña con dos ojos sobresalientes de la parte superior de la cabeza, tiene muchas patas, alas, y es negra.

Está revoloteando por mi cuarto, pero menos mal que mi hermana no está para que no se asuste. El maldito bicho pasa por mi cabeza, por el sector de mi cama y se lanza sobre mí, que aún estoy acostada.

La primera vez lo espanto y trato de matarlo, pero luego me armo de valor y lo dejo que haga lo que quiera. Al rato llega mi nana, a quien le grito pidiendo ayuda. Ella comienza a golpearlo con un diario hasta que el insecto cae: se le salen las alas, las patas y queda reducido a una araña. Mi nana, entonces, lo pisa y le revienta los ojos. Ahora sí que no es más que eso.

¿Quién te permitió volver a mis sueños?

Sólo tengo escasos recuerdos, pero sé que estoy en un cuarto donde llegan camiones a cargar y descargar. Entonces, una de tus amigas se acerca para decir que me estás buscando, que necesitas hablar conmigo. No lo entiendo, porque hace años cortamos (cortaste) comunicación. ¿Porqué me buscas ahora?

Estoy nerviosa y comienzo a reir. Ella me enfrenta y me dice "no te acuerdas de ese hombre del que hablaste mal, al que le gritaste, del que dijiste cientos de mentiras?". Sin embargo, sé que no es así y que esas críticas sólo responden a lo que "el resto" pensó. Yo nunca hablé mal de ti y, en lo más profundo de mi corazón, agradecí que marcaras mi propio A.C y D.C.

Vuelvo a mi puesto aún nerviosa, sin saber porqué me buscas y porqué esa niña está tan enojada conmigo. Le cuento a alguien (no recuerdo quién es) lo que pasó y tampoco entiende esa reacción.

Entonces decido retomar lo que estaba haciendo: pintando unas pequeñas figuritas de yeso, pero me siento inútil en esta labor. Una de las chicas que me acompaña lo hace muy bien y crea una hermosa pieza. En cambio yo pinto mal y coloreo de azul los cabellos de esa figura. Luego pinto el cuerpo de rojo, pero me doy cuenta que es mejor convertirlo en un pinguino y poner todo de negro y blanco.

Sigo pensando porqué me buscas, pero también me alegra que lo hagas. Hay muchas cosas que te necesito decir.