07 septiembre 2005

El dolor de la pérdida

Estoy con mi amiga Cintia cuando, de repente, se me suelta un diente. Menos mal que estaba su pololo, Christian, quien es dentista. Él me dice que cierre la boca para que el diente no se muera.

Sin embargo, toda mi mandíbula superior se suelta y no puedo hacer nada para remediarlo.

Despierto luego de la operación y me miro en un pequeño espejo circular. Tengo todos mis dientes. Le pido a mi amiga que contacte a mi pololo, pero él me dice que está demasiado ocupado como para ir a verme.

Me siento pésimo.

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